El “palacio de la memoria” es una metáfora de San Agustín que hace referencia a ese lugar virtual que sólo existe en nuestra imaginación
(una especie de almacén donde se guardan nuestros recuerdos). Originariamente el concepto nada tenía que ver con la mnemotecnia.
La técnica mnemotécnica derivada del término agustiniano, conocida como “método loci“, consiste en imaginar un itinerario compuesto de un cierto número de lugares en un entorno familiar e imaginar los conceptos que se quiere recordar como objetos dentro del itinerario imaginado. La empleó, según cuenta la leyenda, Simónides de Ceos allá por el siglo VI a.C.
Simonides de Ceos fue invitado a un banquete en el palacio de Scopas para recitar algunos poemas sobre diferentes dioses.
En un momento dado de la velada le informaron de que dos jóvenes le esperaban a la salida de la mansión para hablar con él. Cuando salió del palacio, este se derrumbó matando a la gente en su interior. Simónides pudo recordar dónde estaba todo el mundo en el momento del derrumbe, permitiendo identificar a los cadáveres y ayudar a excavar en el sitio adecuado.
Marina Martinez Psicologa sanitaria
La técnica del palacio mental consiste en depositar la información que queremos recordar en un lugar dentro de la imaginación. Este lugar debe ser, idealmente, una casa o un departamento conocido, o incluso un recorrido habitual que hayamos hecho por la calle, como el camino al supermercado.
La idea es asociar los conceptos o tópicos a memorizar con cosas conocidas (por ejemplo, el nombre Florencia suena a Flor; es decir, es mucho más fácil recordar el nombre de esa persona si pensamos explícitamente en una flor). Luego, estos tópicos deben depositarse en estaciones convenientemente determinadas dentro de los lugares (es decir, dentro de la casa, departamento o camino conocido), siguiendo una ruta coherente.